Iván era un chico alto, muy bien parecido el orgullo de su abuelo cada que era festivo el salĂa con el mientras manejaba un viejo mustang rojo el preciado bebe de aquel hombre canoso, las cosas con sus padres no habĂa estado bien su padre se habĂa suicidado despuĂ©s de una borrachera dĂas antes de la muerte de su madre quien tomaba pastillas a causa de su esposo. Iván habĂa presenciado todas esas escenas y más casi toda su vida habĂa sido criado por su abuelo aquel hombre que sin importar la hora esta ahĂ para el.
Era una tarde reluciente con los rayos del sol dando a tope en sus verdosos ojos quien eran cubiertos por sus largas pestañas tal la noche y aquella piel bronceada que resaltaba sus gruesos labios era una tae perfecta para ir al parque, a grandes zancadas se dio cuenta de un pequeño cuerpo que reposaba en aquel grande y frondoso árbol se trataba de una castaña quien leĂa un libro concentrada en aquellas largas páginas ni siquiera asĂ inmutandose de aquella mirada penetrante de aquel joven su tez era pálida y ocupaba una grandes gafas que no dejaba descifrar aquellos ojos que tanto leĂan.
Pasaron los dĂas e Iván nunca le hablaba a aquella chica solo se sentaba a observarla, quien todos los dĂas iba y se sentaba bajo aquel árbol el y ella estaban juntos sin saberlo.
Una tarde lluviosa a Iván no le impidiĂł la lluvia el querĂa verla, necesitaba verla tenĂa el suficiente valor para hablarle y decirle que querĂa amarla, amarla tanto hasta desgastar su ya herido corazĂłn pero no la encontrĂł ella nunca faltaba algo iba mal, sentĂ un vacĂo y sentĂa aquel sentimiento de pĂ©rdida y lo peor es que nunca la habĂa tenido.
Rumbo a aquel edificio donde le habĂa dicho su amigo que se habĂa incendiado y habĂan 3 muertos y más de 20 heridos su corazĂłn latĂa tan fuerte sus manos sudaban y temblaban aquel vĂ©rtigo no se iba de su cuerpo desde que aquella castaña no se habĂa presentado.
Saliendo de aquel mustang sentĂa su cuerpo desfallecer no podĂa creer entre aquellos 3 muertos estaba la chica no sentĂa la boca y sus ojos ya tenĂan aquella capa cristalizada ese nudo que se habĂa formado en su garganta le avisaba que las lágrimas ya se asomaban.
Su amigo callo observándolo y solo froto su espalda dándole apoyo el sabĂa la historia y si fue asĂ lo marco la vida ellos nunca se conocieron pero se amaban, ella nunca lo abrazo pero sentĂa aquel amor proveniente quizás nunca se dijeron un 'te amo' pero ellos sabĂan cuanto se amaban.
Esa tarde llovĂa a cántaros pues el cielo lloraba igual que a el.